Dios dio un pan a cada pájaro,
pero solo una migaja a mí.
No me atrevo a comerla,
aunque perezca.
Tenerla, tocarla,
es mi doloroso placer.
Confirmar la hazaña que hizo mío el pedacito.
Demasiado feliz, en mi suerte de gorrión,
para codicia mayor.
Extracto de El viento comenzó a mecer la hierba.
Me reconozco mucho en su sensibilidad, en su profundidad. Me conmueve de veras.