Estupendo artículo de David Vicente que aprovecha como título la famosa frase del desaparecido Ernest Lluch: “Gritar más, que gritáis poco”. ¿Es la lectura una forma de rebelión? ¿Cómo canalizar la rabia para que sirva de algo?
"El Estado, a diferencia del pobre Ernest Lluch, que arengaba en aquel mitin de Donosti de 1999 a la gente para que se expresase libremente con aquel “gritar más, que gritáis poco. Porque mientras gritáis, no mataréis”, sabe que es mejor que la rebeldía se canalice en botellones y algún pequeño destrozo del mobiliario urbano cada fin de semana. Eso, a fin de cuentas, se arregla con pequeñas inversiones que palian las multas recaudatorias. Los gritos cargados de razón son más difíciles de acallar."