Las fuerzas del relámpago contenidas están en un corazón que como flor continúa abierto.
Un espíritu de cabras salvajes ocupa un cuerpo y lo conducen hasta la cordillera. No hay miedo para quien vive despierto y se sostiene fuerte sobre un plano inclinado.
La muerte nada tiene que ver con quien ríe desde las entrañas y desde su hondo haber proyecta un incendio con la mirada.