Desperté de la indiferencia
y es como si cada interacción
fuese tan sencilla,
que sólo bastara
con hacer pasar el sentido
como por una banda.
Evadir ha dejado en mí
una noción del tiempo deformada,
la ciudad llena de agujeros
y una belleza en el reverso.
Qué grave la ilusión de pertenencia,
siendo parte de algo,
conformar un todo pesado.
Una desgracia la integración cuando jala,
te hunde y arrastra
para luego desaparecer
en el mar de la repetición.