Aníbal
Tu sombra fue la excusa
para la sal estéril y la brasa.
Entre Amílcar y Asdrúbal
tu figura, sembró de arrugas
la frente del romano.
El África viril forjó tu hierro,
que asoló la metrópolis.
Fuiste, junto a los paquidermos,
el espectro que el Senado
juró borrar del mapa.
En las noches de luna
aquella loba, que alimentó
los sueños del imperio,
tembló de miedo junto
a las matronas, temiendo
tu llegada.
El continente tórrido
aún espera, la osada garra
de tu justo brazo.
Panadería
Aromas de espigas en la madrugada,
la vereda poblada de pasado es una romería
mechones canos que aguardan su pitanza
esclavos de Ramsés
legionarios
devotos que parten la ración en una catacumba
viajeros de la diáspora en pascuas clandestinas
los Forclaz tenaces en la molienda
campesinos que humillan el césped de la Reina
Valjean y su mendrugo.
El recuerdo es un remoto margen
un puente carcomido
y una balsa
En mi calle,
la niña del olvido
me dejó unos retazos
bordados de memoria
Hoy el pan me trae una ceniza
apenas encendida en la fragua del tiempo.
Jardín
Había niños trepados en serpientes de hiedra,
con trompos de madera de pino
y llagas en las piernas.
Estaban los acumuladores del llanto,
los reidores,
los que solo dormían abrazados,
los que emanaban por siempre
esencia de recién nacido.
Había guardianes del néctar
y de los troncos podridos
por la goma ambarina.
A veces se ahogaban
solo para renacer
soplando agua.
Le mostraban el culo
a los bisontes.
Inventaron los dados del tiempo,
las falsas cábalas,
los sueños.
En el jardín,
la luna y las luciérnagas
dañaban sus pupilas.
Imaginaron a Dios viendo un rayo.
Respondido : 06/08/2025 10:14 am