Soy la mudez del amor desnudo frente mis ojos, el callejón de relatos cortos y palabras encontradas con lo indiferente.
Soy el contrato con la vida, resignado a vivir, a costa de la mía, traumado de felicidad, queriendo no mostrar nunca más los dientes.
Eso soy, el zumbido de una libélula atrapada en la red, neuronal,
sobre la que una araña gris suele mutilar a sus presas, haciéndolas parecer un accidente culpa de la cobarde tristeza y presente soledad.