No hay tiempo para entender,
de donde viene esta sensación de hundimiento
y a la vez un empuje hacia lo alto.
El sistema nervioso pesado
tiende a elevarse,
sobre un laberinto sin grito,
encuentro con el eterno destierro.
Tantos hay que quisieron ingresar
y quedaron atrás
vagando por transitadas calles,
línea plegada al infinito.
Tras la máscara no hay nadie,
se escribe para perder el rostro,
y aceptar lo inevitable.