Fábula. La ola y el mar
Temprano comenzó la mañana
con un sonido espectacular:
«¡La prensa! ¡La prensa!»
vocifera sin parar.
Así durante horas,
sin vender un solo ejemplar,
hasta que una ola de arena
le gritó al pasar:
«Súbete, chico,
que te acerco a la ciudad.
En su color,
el desierto es solo un vestido;
la vida que desecha el mar».