Fugases
además de cocinarnos
entre otras cosas nos contaba
que durante las noches claras
desde el balcón
oía los gritos y silbidos de la gente
del desaparecido cine del barrio
cosa que le hacía sonreír y decirse:
«no hay que pase de nosotros»
hasta que un día sus palabras y ojos
coincidieron mirando al cielo
no por añadir no somos nada
eso lo sabía
las estrellas murmuraban que sus brillos
eran más ruido que masa