Después del ruido,
ingreso a una ciudad tallada por la calma.
Siento sed todo el tiempo,
el sol arde,
un hormigueo asciende,
es el tedio.
Una red con un dominio tal,
que soy la incertidumbre.
La tensión inicia,
hay manía por lo desconocido.
Me voy de cada sitio,
no hago otra cosa que mirar
las torres de la catedral
e imaginar que caen
y marcan un nuevo comienzo.
Camino escéptico por el espacio uniforme,
hasta ver capiteles como fuentes;
es el agua que faltaba,
el espejo en el desierto.