La luna está oculta entre los árboles,
me asombro con los sueños que esconde.
Su pura luz ilumina mis deseos,
es la fiel pareja de la marejada insegura.
Quieta pero presente,
la miré.
Tan fijo que al oído me habló:
Luna:
– ¿Qué quieres ver?
Poeta:
– Lo mismo que puedo sentir.
La sensación de un abrazo...
una mejilla en el centro del pecho.
Mi mentón apoyado en su sien.
Si cierro los ojos,
veo dos dragones
están danzando el cielo,
un baile cálido,
equilibrado.
Poeta:
– Está dibujado en un pergamino descontinuado.
Una hoja en blanco posee un millón de posibilidades.