No hay lugar como la confianza
de lo harto ni dulce o amargo
me responde mirando
con el rabillo del ojo la hora en su reloj
siempre
siempre que estoy en una parada
se acerca el transeúnte que pregunta
si pasó una u otra línea de bus
vamos
como si los transportes
fuesen algo más que venas pendulares
de un cuerpo sin rostro
que ruedan con nosotros de equipaje
pues lo mismo chica
igual pasa
con quienes a la inspiración
llaman arte