Se escribe para generar texturas,
no para existir integrado
en un sistema de escritura limitado.
Insertar el infinito es lo que difiere del plano,
la contemplación de un movimiento cerrado
sostiene a un ser recortado
y ligado a una sensibilidad aceptada
que perpetúa la ilusión de placer;
el principio de placer es el principio de no hacer nada.
Cavar un hoyo en la continuación
distrae la atención
y cambia de dirección el valor.